En terrenos llanos es sencillo comunicar dos puntos de control mediante una línea recta o empleando curvas de elevado valor de radio. Esto se debe a que no existe el temor a un movimiento de tierra considerable.
Sin embargo, cuando la topografía es ondulada o montañosa, resulta evidente que pueden producirse grandes volúmenes de corte o relleno, encareciendo notablemente el costo de la obra.
Para reducir el movimiento de tierra en estos terrenos, se emplea a modo de previsión un concepto denominado Línea de Pendiente Uniforme (LPU).
La LPU es una línea que permite partir de un punto de control hacia otro con una pendiente específica y constante, que esté contenida en el rango establecido en las normas de vialidad para cada tipo de vía y tipo de terreno.
La ventaja de la LPU radica en que se garantiza que no exista movimiento de tierra en cada punto de intersección con las curvas de nivel, y de trazar el eje de la vía guiándose por la LPU, se reduce al mínimo dicho movimiento de tierra a lo largo de todo proyecto. Por este motivo también se le conoce como Línea de Ceros.
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